Bee beeeeeeee beeee be be
beee, beeeee be beeeeeeee.
Be be: beeee bee be beeeee
bebe bebeee beeeeeeeeeee.
¿Beeee, bee be beee be be?
Beee beeeee be be bee bee,
beeeeeeeeee be. Be bee be
beeeeeeee bee beeeeee be.
¡Beeeee! Be, bee be bee be
beeeee be beeeeeeeee bee
be beeeee bee beeeee, bee.
Be be beeeeeee be, be be:
beeee be, beeee be beeee,
¡Be bee bee be, be bee be!
B.
(Nota del editor: Para aquellos que no hayan sido del todo capaces de apreciar la amplia gama cromática de sentimientos y pasiones transmitida por los versos de B. -inicial que oculta el nombre de nuestra autora, que prefiere mantenerse en el anonimato-, me veo en la obligación de aclarar que, en toda su complejidad, lo que la autora pretende transmitir no es otra cosa que un sutil juego de melancolía entremezclando la tristeza por el amor que ha marchado a tierras más altas -a pastar-, y una clara angustia existencial por la incomprensión hacia su propia condición de ser gregario y alienado. Desde mi modesta posición de editor me complace reconocer la gran valía que muestra B. en su obra, comparable en toda su extensión a la de los mejores líricos del panorama actual español. No me cabe ninguna duda de que sus versos recibirán pronto los laureles y el reconocimiento que conllevan los grandes premios nacionales de poesía como el de la Fundación Loewe o el de la editorial Hiperión, con cuyos recientes ganadores nuestra autora se iguala en calidad y virtuosismo.)