27 febrero 2007

P-LIG-cor

Algo acaba de nacer en las estanterías de una vieja biblioteca,
y de nuevo el factor humano está detrás.















La sed de Miguel no tiene fronteras...




















...y Elisa nos ofrece su confesión, hasta entonces guardada en lo más hondo de su alma



HALLADO EN "CORAZÓN A CO-RAZÓN",
DE MURIEL LIGHTFOOT
(edición de la biblioteca de san nicolás, valladolid)


Marta

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es lápiz, verdad? Toda una cortesía con el libro. Me atrae el lápiz. Cuando uno escribe con él sabe que tarde o temprano sus líneas se borrarán y sólo quedará un leve trazo ilegible sobre el papel. Quizá sea la mejor forma de escribir versos de amor.

E.C.

Anónimo dijo...

caray! es de esas cosas que no me había parado a pensar... y que cuando leo me apresuro a plagiar: el lapicero es humilde, dlicado, perecedero... demasiado perecedero. La firma de un dibujo hecho a lápiz es su propia condena de muerte, como el primer beso a la chica de tus sueños. Creas un hechizo, un encanto, que por mucha intensidad que conserve sólo podrá durar... toda tu vida

El amor de una vida tiene billete de ida, pero no de vuelta, y como los DNI es personal e intransferible. Una vida, un gran amor. Una vida, un gran argumento.

El lapicero crea surcos hermosos, pero poco profundos, como los dedos de un solo hombre hundidos en la tierra. La belleza y el bien guian lo uno y lo otro.

Y sólo de vez en cuando, milagrosamente, en una proporción casi alquímica... el grafito de su punta se encuentra con el hierro de los Retos.

¿resultado?


A C E R O



n a c o
a l a p i c e r o

Lost in Translation dijo...

wow, no tengo palabras...!