10 febrero 2007

¡Epa!


Después de tres meses de ardua y exasperante espera, él apareció ayer en mi casa. Sí, con la lengua fuera y no poco harto de subir escaleras gracias a la ancianita que tenía ocupado el ascensor haciendo a saber qué. Abrí la puerta entusiasmada, y allí estaba: un repartidor majísimo de una conocida librería internáutica haciéndome entrega de mi pedido de libros. La próxima vez me peinaré y cruzaré la calle yo sola en busca de una librería normal y corriente, de carne y hueso, a la vieja usanza. Pero para celebrarlo os leo hoy –en voz alta- dos fragmentos de esos libros:

“Marlow cesó de hablar y se sentó aparte, confuso y se movió silencioso, en la postura de un Buda meditando. Nadie se movió durante algún tiempo. Hemos perdido el comienzo de «la marea», dijo el director súbitamente. Levanté la cabeza. La desembocadura estaba bloqueada por un negro cúmulo de nubes, el apacible canalizo que conducía a los más remotos rincones de la tierra fluía sombrío bajo un cielo cubierto, parecía conducir hacia el corazón de una inmensa oscuridad.”

El corazón de las tinieblas, Joseph Conrad
-siempre comienzo un libro por el último párrafo-


“Las pequeñas olas que hay ante mí al borde del agua hablan con una voz animada, y con impaciencia nos susurran alguna antigua catástrofe, el saqueo de Troya, quizá, o el hundimiento de la Atlantis. Todo rebosa, salobre y resplandeciente. Gotitas de agua rompen, caen en un hilo de plata desde el extremo de un remo. Veo el barco negro en la distancia, acercándose a cada instante de manera imperceptible. Estoy allí. Oigo tus cantos de sirena. Estoy allí, casi allí.“

El mar, John Banville






Y os deseo a todos


un feliz







-no sólo estando-



VOLANDO


Y



SIENDO...







Marta

4 comentarios:

Anónimo dijo...

:))

Yo empiezo leyendo la última frase (leer el último párrafo me parece demasiado arriesgado).

Feliz finde para ti también. Te quedas en buena compañía :D

Brid

Anónimo dijo...

k ó m o m e p ó n e e e e e s


n a c o

[feliz FDS]

Anónimo dijo...

una duda: ¿kómo demonios conseguiste k el avión eskribiera nuestro nombre en el cielo de valladolid?


n a c o

Anónimo dijo...

Psssss, ¡influencias! Nuestro amigo el Capitán Lee Yong Foo, resucitado desde los tiempos del Imperio Amarillo para la ocasión. Fue una llamadita a través del teléfono rojo hacia Oriente, y ya ves, qué cosas nos regala... jeje.


[Venga va, llave del secreto: cuestión de ratón, paciencia y clicks varios en Paint life, pero ojo, el cielo y el avión son cortesía de Valladolid, y las nubes pertenecieron durante unas horas a nuestro espacio aéreo]