22 abril 2007

qwerty

No. No es el nombre de uno de esos economistas con peluquín que pululan en los periódicos o en los libros, ni siquiera está en la lista de los Nobel o en la de los Oscar, ni es un amargado que pase toda su vida entre calculadoras tratando de encontrar la clave para una trama oculta en el cálculo de probabilidades y vender después su teorema a un fracasado ruso que se hará rico a su costa, ni es un juez dicharachero que se acuesta con una chica playboy –¡rayos! ¿Por qué no se conocen chicos playgirl?-, ni tan siquiera viste esmoquin o alpargatas, no le gusta el fútbol, y no come ganchitos. Sin embargo, le debemos mucho. Casi todo.

Pista: teclead la palabra.

Así es. Qwerty es el nombre de la distribución mediante la que se ha regido este engarabintintangulado “orden” de las letras de un teclado. Porque seguramente os habréis preguntado muchas veces quién demonios tuvo las narices de descolocar el alfabeto y darle a cada tecla una letra distinta, como si su lugar dependiera de un tirachinas, de la ruleta de un casino, de la lógica de un niño de dos años, de la alineación de los astros, de las aspas de un molino o del giro de un aspersor de riego. El caso es complicarle la vida a uno.

Pues bien, el sistema fue inventado por Christopher Sholes hace bastantes años, el cual, todo hay que decirlo, no era tonto; asignó a cada tecla una letra según unas estrictas leyes matemáticas. En las máquinas de escribir mecánicas –seguro que alguna vez habéis destrozado alguna curioseándola, o es que yo me aburría mucho de pequeña- al pulsar cada tecla se acciona un martillo pequeño, que si se presionan muy seguidos y están situados próximos, pueden llegar a chocar unos con otros, enredarse, atascar la máquina y, en consecuencia, mandar al carajo el escrito. Sholes diseñó este teclado en aras a minimizar las posibilidades de que se produjera un colapso al separar las letras contiguas en las palabras inglesas que resultasen más frecuentes de aparecer. Por ejemplo, sun, name... Además, este sistema es ágil y rápido porque facilita que una mano se prepare para escribir la siguiente letra mientras la otra todavía está escribiendo la anterior.

Claro que hay otros sistemas más eficientes según aseguran los expertos, como el conocido Dvorak, patentado por el susodicho en 1936. Pero el QWERTY ha superado numerosas competiciones de velocidad que actualmente lo hacen universal.

El caso es que el método se podría haber transformado en uno más simple al generalizarse el uso del ordenador, pero, ¿acaso sabemos cuánto habría supuesto la implantación de un nuevo sistema que hubiera obligado a reformar –sino revolucionar- la mecanografía mundial? Pongamos por caso un juicio, y pensemos en esa curiosa mujercilla que teclea sin parar y que algunos llaman taquígrafa. Multipliquemos el coste de su curso de reciclaje por millones –¡ay, burrocracia!- y luego deduzcamos de nuestros impuestos. Así, al menos, sopesaremos el horror de enfrentarnos a un teclado caótico. Hay cosas complejas que debemos a hombres sencillos. Todo sea por Sholes y su Qwerty. O por los escritores. O por los taquígrafos. O por tu familia. O por OSAKA. O por quien más quieras...


Marta

5 comentarios:

Eva dijo...

¿Qué sería de nosotros sin semejante invento?

Besos Marta.

Anónimo dijo...

O por Marta...

Genial. Nunca habría imaginado que el teclado qwerty nació así, de no ser porque me lo contaste hace unos días mientras comíamos un trozo de pizza. Qué cosas más curiosas tiene la historia cuando hay gente curiosa para encontrarlas.

E.C.

PD- ¿Por qué la taquígrafa siempre es una mujer? ¿No hay taquígrafos masculinos? ¿Y neutros?

Gusarapo dijo...

¡QZERTY a muerte! >:O

o s a k a dijo...

Marta: felicidades por el relato y gracias por la información!

Es un lujo leerte (y como nos advirtió E.C. también lo ha sido conocerte) : )

n a c o

Anónimo dijo...

Sirenita, sin Qwerty seríamos casi lo mismo que sin ti: un barquito navegando a la deriva, con todo el papel mojado, y con las historias siendo inundadas por aguas olorosas y residuales, un viento frío, bajo un cielo gris y unas olas espeluznantes. Mundo feo ése...

E.C., yo creo que eso es porque las taquígrafas eran la fantasía erótica de Sholes. Pero, ahora que lo pienso, la pizza también es femenina! Toma ya!! Lo tenemos todo!!! Yupi!!!!

Biyu... 0:>

Naco, jopelines, GRACIAS! Snif, snif. Lo que es un fortuna es contar con vosotros y saber que sois y estáis ahí (como E.C. me hizo intuir)! Y haberos conocido, un placer! ;)


Marta