
Increible pero cierto. La foto no está trucada, real como la vida misma y se podía observar en el recién estrenado "nuevo" paseo de Echegaray y Caballero.
HAZ TU CAMINO Y SI ALGUNA VEZ TE ENCUENTRAS ENTRE LA MAYORÍA, REFLEXIONA. M.TWAIN
Al fin. Ya está disponible la edición digital del libro en el que se recogen los microrrelatos seleccionados en el concurso de Literatura Comprimida del Programa Creación 2006, primera edición, organizado por el Servicio de la Juventud de la Comarca de la Sidra (en Asturias).
El concurso se organizó con el objetivo de incentivar el uso de las nuevas tecnologías y la creatividad de los jóvenes, así como su más que evidente capacidad de síntesis y elocuencia. Porque contar una historia curiosa y atrayente en veinte líneas no es moco de pavo. Y el premio consistía en la publicación de los textos seleccionados en un libro digital, que además se puede descargar en formato pedefe. Pero, ¡epa!, antes de ello, un secreto que debéis saber.
Y... ¡voilá! O s a k a también está de celebración. Porque dos de los ciento noventa y nueve relatos seleccionados son de menda lerenda (ver páginas 144 y 145).
¡Que me lo tenía callado!
¿A quién hay que agradecérselo?
Pues lógicamente a los miembros del jurado, con la destacable presencia de Francisco Ayala, que se han tomado la molestia de leerlos –ya es suficiente- y además de considerarlos; y no sólo mis dos microrrelatos, sino los textos de más de mil participantes, algunos de ellos mucho mejores que los míos, y en especial, el ganador de esta edición: Ginés S. Cutillas con “La desesperación de las letras” (ver página 115). Y a los patrocinadores, claro. Esto sí que es una buena idea. Y más reconfortante que un cursi Nobel, of course.
Por supuesto, quedáis invitados todos a su lectura. Y a un culín de sidra en próximos episodios.
¡Quedan muchas letras por delante!
eMe
Foto: concurso Creación
Dolly... ¿de verdad pudiste creer que no iba a hablar de ti? Es inevitable, querida amiga, porque con apenas unos meses me enseñaste algo sobre mí mismo que jamás había sido capaz de comprender. A menudo me preguntaba cómo era posibe que para mí fuera más fácil y agradable el contacto con los animales que con las personas. De ti aprendí la sencilla respuesta: es así porque los animales sois incapaces de mentir. Algunos dirán que eso es lógico, pues tampoco sois capaces de hablar, pero a ellos les confesaré que las peores mentiras de mi vida no me las dijeron hablando. Pronto aprendí de mis padres y el televisor que cuando escuchas a alguien o lees un escrito, puedes estar ante una mentira. Así dejé atrás una parte de mi infancia y salí al mundo pensando que estaba preparado para no caer en ningún engaño. Me equivocaba. Fue la vida la que me enseñó que las peores mentiras llevan forma de besos, de abrazos, caricias, manos entrelazadas en largos paseos y pies calentando tus pies en noches de invierno. Los animales jamás mentís con vuestro cariño, ¿verdad, Dolly? No sé si es así porque no sabéis mentir o porque, conscientes de que la mentira inunda ya el mundo, decidís no hacerlo por pura cortesía. Pero no me importa la razón, sino el hecho de saber que cuando me ves llegar y mueves el rabo, te vienes junto a mí y agachas la cabecita para que te acaricie, buscas de verdad mi cariño y no formas parte de una mentira. Y por eso tu hogar es la protectora, Dolly, aunque espero que tú nunca lo comprendas. Por eso te devolvió a nosotros aquella familia que te adoptó hace tiempo. Les duraste una semana. Decían que no te adaptabas, que eras demasiado tímida, que te escondías bajo las camas y no querías salir. Jamás comprendieron que el cariño que tú les ibas a ofrecer era auténtico, pero que el amor sincero no se da así como así, a cambio de una chocolatina o unos besos en la barra de un bar. El amor sincero, el que tú quisiste dar, se otorga con el tiempo y la reflexión, madurándolo y dándole forma día a día. Pero no te dieron tiempo, Dolly, y no voy a decir que me dé pena, porque así seguirás con nosotros, dándonos esa ternura que derrochas con tus ojillos pardos. Pero un día alguien te dará tiempo para ser y para amar, estoy seguro. Alguien recibirá ese cariño pausado y verdadero como el mejor de los tesoros. Tengo esperanza en que te pase, Dolly, porque también la tengo en que algún día me pase a mí.
n a c o
' t e s t i g o y p a r t e '
Y yo voy y me quejo del mundo porque los amores me esquivan... pero, Pastora, enamorarse de ti fue fácil , ¿verdad? La primera vez que te vi fue al abrir el cuarto donde duermes con tus compañeros. Todos salieron, felices de poder correr y jugar, pero tú te quedaste sentada en un rinconcito, mirándome. Tardé unos segundos en darme cuenta de que temblabas, seguramente asustada porque nunca antes me habías visto, y a saber lo que te hicieron los que te conocían antes de que te encontrásemos vagando por las aceras. Me acerqué, clavé la rodilla en tierra y te abracé para que supieras que no te iba a hacer nada malo, que estaba allí para enamorarme de ti. Y después de todos estos meses, después de abrir la puerta de tu pequeño cuarto una y otra vez para limpiarlo, sigues rehuyendo mi contacto, porque te metieron el miedo en el cuerpo y no quiero saber cómo. Pero sé que tú también te has enamorado, Pastora, tal vez no de mí, pero sí del mundo, porque te hemos ayudado a comprender que el mal no está en la vida, sino en nosotros, los de las dos patas, pero no en todos. Algunos aún son (somos) capaces de amar, y menos mal, porque hace falta mucho amor y muchos ojillos inocentes como los tuyos para vencer al mal que nos rodea. Algún día el corazón vencerá, tú y yo lo sabemos, y ese día te acordarás de mí y de cuánto te quise.
Olga, sabes que hay cosas que hay que hablar, ¿verdad?
La Luna...
E.C.